miércoles, 16 de junio de 2010

España 0 - Suiza 1 (primer partido Mundial Sudáfrica 2010)

Si hay algo que diferencie al fútbol de la inmensa mayoría de los demás deportes de equipo, es la enorme influencia del factor suerte en el resultado final de cada partido. Dicha influencia aumenta si cabe cuando se trata de enfrentamientos a un solo partido, a ida y vuelta o en fases finales de campeonatos. Dicho factor desaparece prácticamente en los campeonatos ligueros, motivo por el cual puede afirmarse que la influencia del azar en el fútbol es inversamente proporcional a la cantidad de partidos jugados para obtener el objetivo final.

La pérdida del primer partido en la fase de grupos de un Mundial obliga, prácticamente, a ganar los dos siguientes. Esto no es nada difícil cuando hablamos de España; pero hay que hacerlo.

Nos enfrentamos a tres equipos que se han ganado su clasificación igual que nosotros. En sus respectivas fases previas han acreditado un nivel futbolístico suficiente como para complicarle la vida a cualquier otra selección, por buena que sea su trayectoria previa. Y aquí hemos tenido la prueba. El haber ganado una Eurocopa o llevar tropecientos partidos sin vencer no nos otorga ningún punto extra. Hay que pelearlos en el campo de juego.

La roja ha peleado durante todo el partido, pero la maldita influencia de la suerte en el fútbol se ha llevado el gato al agua esta vez. Si el árbitro hubiese pitado ese agarrón en el área, si el fabuloso regate de Piqué dentro del área hubiese obtenido el merecido premio del gol, si el trallazo de Xabi Alonso no hubiese volado tan alto, si, si…

Si la suerte no fuese tan puta esto no sería fútbol, sería balonmano, Grecia nunca habría ganado una Eurocopa e Italia tendría algún Mundial menos de los que tiene.

Hay motivos de sobra para confiar en la capacidad de la selección para remontar esta situación, pero son tantas las ocasiones en las que hemos pasado por esto que es normal caer en el pesimismo. No me da miedo jugar con Honduras, Chile o cualquier otro equipo presente en este Mundial; me da miedo que la maldita suerte nos vuelva a vencer como tantas otras veces.

Creo que, como en los Oscars, habría que darle a la suerte un Mundial honorífico. Se lo merece.

viernes, 11 de junio de 2010

Lengüicidios

Lo deseable es que cualquier lengua viva esté en permanente evolución, incorporando nuevas palabras al vocabulario a medida que surgen nuevas necesidades. El ejemplo más evidente lo encontramos en el ámbito de la tecnología. Lo triste es que nuestra lengua, en muchos casos, en lugar de evolucionar está involucionando debido a la ignorancia de aquellos que desde los medios de comunicación no tienen la más mínima preocupación ni aprecio por cuidar este patrimonio.

Es perfectamente normal que haya palabras que dejen de ser utilizadas, simplemente porque aquello que designan deja de serlo a su vez. Lo que no es lógico es prescindir de muchas otras plenamente utilizables. Antes las cosas podían ser agradables, elegantes, bonitas, hermosas, lindas... Ahora, para muchas personas, sólo pueden ser guays o, en el mejor de los casos, guapas.

Si tenemos la suerte de hablar una lengua que nos permite ser perfectamente precisos al describir algo, al expresar un estado de ánimo, etc. ¿por qué hemos de reducir sus posibilidades, empobreciéndola? ¿Donde está la evolución?

En muchos otros casos no se hace desaparecer una palabra, sino que se altera sin motivo su significado, también por ignorancia, pues no cabe otra explicación. ¿Qué hay de aquellas victorias pírricas? Una palabra cuyo origen se debía al antiguo rey Pirro, que venció una batalla con tantas bajas en su ejército, que más bien se convirtió en una derrota. Hoy en día se ha llegado a modificar tanto su significado que hasta la propia Real Academia ha llegado a tener que aceptar como pírrica una victoria por la mínima. ¿Acaso un 1-0 no otorgaba tres puntos al ganador? Bueno, pues dentro de poco van a tener que aceptar como pírrica a una persona de baja estatura…

Luego podemos encontrarnos lo que yo llamo “gramaticidios”. A ver si con un poco de suerte soy capaz de colarle esta a nuestro idioma.

La primera vez que escuché al Sr. Mayor Oreja decir: "En orden a..." se me revolvieron las tripas. Esto no es español, sino inglés (In order to...) ¿Qué, se nos acabaron las preposiciones? ¡Que vulgar resulta un “para”! Mejor me marco un “en orden a” y quedo como Dios.

¿Y qué decir del francés "es por ello que..."? en lugar de "es por ello por lo que...".

¿Dónde quedaron el cuyo y el cuya?

La lista es interminable y lo que más me duele es que, a pesar de que me esfuerzo en hablar y escribir lo mejor que puedo, soy tan vulnerable como cualquiera a semejantes “lengüicidios”. ¡Coño, he inventado otra!