lunes, 12 de julio de 2010

La intimidad insuficiente

Cada vez es más difícil encontrarse la palabra intimidad paseando por ahí, solita. A alguien, algún día, debió de parecerle tan poca cosa, tan insignificante, que decidió ponerle guardaespaldas.

Esa palabrita no se puede dejar sola, ¡nadie la entendería! Todo el mundo debe tener claro que con la intimidad no se juega, así que la vamos a acompañar de su "primo de Zumosol" particular: la palabra estricta.

¡Qué digo estricta! Cuando uno contrata a un guardaespaldas debe hacerse, si puede, con el mejor. Así pues, nuestro preocupado amigo decidió contratar a la más estricta.

Desde entonces, nunca más se volvió a ver a la intimidad deambulando como si nada, a menos que fuese del brazo de la más estricta. Y fue así como a partir de ese momento bastó con invocar a la más estricta intimidad para que todos comprendiesen al instante a qué debían atenerse.

¡Hay que tener adjetivos hasta en el Infierno!

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